La enfermedad de cálculos en la vesícula se describió desde el siglo III DC. Desde entonces ha habido fascinación por el estudio de esta enfermedad tan común. Actualmente puede llegar a afectar entre un 10% y un 20% de personas en países desarrollados. Se calcula que en Estados Unidos unos 20 millones de personas padecen de esta enfermedad. En Guatemala se calcula que un 15% de las personas sufren de cálculos en la vesícula biliar.
La bilis se produce en el hígado en una cantidad de un litro a un litro y medio al día. Está formada en su mayoría por agua. Aparte del agua, contiene sales y ácidos biliares, colesterol y bilirrubina. Una vez producida, la bilis se almacena en la vesícula biliar. Además de almacenar la bilis, la vesícula la concentra hasta que adquiere una consistencia similar al aceite.
La bilis se produce en respuesta a la presencia de alimentos en el estómago, principalmente aquellos con alto contenido de grasa. Cuando la comida digerida llega al duodeno (la primera porción del intestino delgado), se liberan hormonas que hacen que la vesícula se contraiga, exprimiendo la bilis hacia el duodeno. La consistencia similar al aceite permite que la bilis pase a través de unos conductos milimétricos hacia el duodeno sin problemas.
Cuando la vesícula biliar no se contrae por completo, queda un pequeño remanente de bilis en su interior. A esta enfermedad se le conoce como “diskinesia de la vesícula biliar” (dis= falta de; kinestesia= movimiento). Al estar estancada la bilis en la vesícula, sus componentes se sedimentan, cambiando su consistencia a algo similar al lodo. Es más, el término médico utilizado para designar el cambio de consistencia de la bilis es “lodo biliar”. Esta consistencia ya no permite a la bilis pasar a través de los conductos tan fácilmente hacia el duodeno, por lo que más bilis se queda estancada adentro de la vesícula. Esto permite mayor sedimentación de la bilis y, por consiguiente, formación de cálculos biliares.
Colecistitis aguda es la inflamación de la vesícula biliar. En un 90% de los casos ocurre cuando un cálculo obstruye el conducto por donde drena la bilis. Los cálculos normalmente están flotanto dentro de la vesícula. Cuando ésta se contrae para exprimir la bilis, uno de los cálculos se queda enclavado en el conducto por donde drena la misma. Los cólicos que sienen las personas son secundarios a las contracciones de la vesícula tratando de vencer la resistencia del cálculo y poder pasar la bilis hacia el intestino. El cuadro agudo generalmente dura menos de 6 horas y termina al librarse el cálculo del conducto biliar. Esto se conoce como “cólico biliar”.
En caso de no liberarse el cálculo, ocurre una colecistitis aguda. Al estar bloqueado el conducto, la vesícula se distiende y la presión adentro de la misma aumenta considerablemente, causando una congestión de los vasos sanguíneos que le proporcionan oxígeno y nutrientes. En cuestión de horas el contenido dentro de la vesícula se infecta. El aumento de la presión dentro de la vesícula y la falta de oxigenación del tejido pueden causar gangrena y perforación de la misma con peritonitis subsecuente.
En raras ocasiones, puede ocurrir colecistitis aguda sin la presencia de cálculos. No se conoce exactamente el mecanismo por el cual ocurre. Es más frecuente en pacientes con enfermedades agudas como algún tipo de trauma, quemaduras, deshidratación severa, etc. Sin embargo, puede ocurrir en cualquier persona. El proceso agudo de inflamación, seguido por el proceso infeccioso, son exactamente iguales al los que ocurren en pacientes con colecistitis aguda causada por cálculos.
Una de las complicaciones más temidas de los cálculos en la vesícula es la pancreatitis aguda. El conducto que drena las enzimas del páncreas desemboca en el intestino en el mismo lugar que los conductos que drenan la bilis de la vesícula biliar. La pancreatitis aguda puede ocurrir en personas que tienen cálculos pequeños dentro de la vesícula. Al contraerse la vesícula biliar con mucha fuerza, los cálculos pueden ser expulsados al conducto biliar común y bloquear el drenaje de las enzimas del páncreas, causando una pancreatitis aguda. Cuando esto ocurre, se requiere de una endoscopía especial llamada “colangiopancreatografía retrógrada endoscópica” que consiste en introducir una cámara hacia el conducto biliar común y pancreático para quitar los cálculos y desbloquear los conductos. Posterior a este procedimiento se recomienda quitar la vesícula biliar.
La colecistitis aguda puede ocurrir en cualquier persona y a cualquier edad. Antes se presentaba más frecuente en mujeres mayores de 40 años de edad y con sobrepeso. Sin embargo, por los cambios en los hábitos alimenticios observados en las últimas décadas, cada vez es más frecuente en la población en general.
Al principio de la enfermedad, cuando aún no se han formado los cálculos, los síntomas se deben a que la vesícula no logra vaciarse adecuadamente hacia el duodeno causando una inadecuada digestión de las grasas. Por consiguiente, las personas pueden sentir embotamiento, diarrea, flatulencia, acidez y reflujo.
El síntoma más característico de la colecistitis aguda es un cólico por debajo de las costillas del lado derecho que usualmente inicia al poco tiempo de una ingesta de alimentos con alto contenido de grasa. Es un dolor de inicio súbito, que puede acompañarse de náusea y vómitos.
El ultrasonido es uno de los métodos diagnósticos más sensibles y específicos para diagnosticar la presencia de cálculos dentro de la vesícula biliar. Es un examen que se puede realizar en cualquier hospital, no es invasivo, es rápido y no es tan caro. A través del ultrasonido puede verificar si existen cálculos adentro de la vesícula o en los conductos biliares. Además ayuda para observar si existe inflamación aguda o complicaciones.
El tratamiento de la cálculos en la vesícula biliar es la colecistectomía (extirpación de la vesícula biliar) mediante una cirugía. Para facilitar la operación, es recomendable hacerla de forma electiva o programada. Cuando ocurre un cuadro de cólico biliar que resuelve en las primeras 6 horas, se puede dar tiempo a que disminuya la inflamación y programar la cirugía en las siguientes 3 a 6 semanas. Si el cuadro no cede, entonces es recomendable hacer la operación de emergencia.
Actualmente en Guatemala, el Dr. Rodrigo González Toledo practica la colecistectomía (quitar la vesícula biliar) por cálculos de la vesícula por medio de ciurgía laparoscópica, es decir mediante la introducción de una cámara a través del ombligo y unas pequeñas pinzas (de medio centímetro de diámetro) adentro del abdomen. Hay que recordar que el órgano que está enfermo es la vesícula biliar. Si simplemente se extrajeran los cálculos y no la vesícula, ésta volvería a formar más cálculos en el futuro.
La operación generalmente dura menos de una hora, requiere de anestesia general, la hospitalización es de un día para otro y los pacientes regresan a sus actividades normales cotidianas en un promedio de 3 a 5 días.
El hígado debe adaptarse a producir y liberar la bilis hacia el intestino al existir la presencia de grasas en el duodeno. Es un proceso y generalmente dura unas pocas semanas, luego de lo cual las personas pueden comer cualquier alimento. Algunas personas permanecen con diarrea al comer grasas por algún tiempo. Esta molestia puede disminuirse tomando enzimas digestivas.
La obesidad es la segunda causa más frecuente de muertes prevenibles en Guatemala debido a que está directamente relacionada a la diabetes, presión alta, síndrome metabólico, apnea del sueño y muchas otras enfermedades incluyendo el cáncer. Independientemente del tipo de cirugía de reducción de peso (cirugía bariátrica), la pérdida de peso resulta en una resolución completa de la mayoría de enfermedades asociadas a la obesidad en más del 80% de los pacientes. En el resto de pacientes, estas enfermedades mejoran considerablemente luego de bajar de peso. Por consiguiente, no se trata de una cirugía estética, se realiza por salud, pero los resultados estéticos van de la mano.
El reflujo esofágico se define como el retorno de contenido del estómago hacia el esófago. Es una enfermedad crónica y progresiva, difícil de controlar que se presenta como una enfermedad sin síntoma alguno o bien como una enfermedad incapacitante. El tratamiento depende de la severidad de los síntomas y si hay complicaciones de la enfermedad. En Guatemala, alrededor del 50% de los pacientes que padecen de esta enfermedad necesitan medicamentos de por vida para controlar los síntomas. La cirugía de reflujo esofágico tiene resultados altamente satisfactorios y es actualmente la ÚNICA alternativa que cambia DEFINITIVAMENTE la historia natural del reflujo esofágico.
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